martes, 17 de marzo de 2015

EL GRECO, SU OTRA FACETA


 
 
 
En julio de este año, el Museo del Carmen ha querido rendir homenaje a Doménico Theotocópuli “El Greco” en el cuarto centenario del fallecimiento de este insigne pintor. Ya en su etapa toledana, este artista realizaba no solo las pinturas, sino también los retablos que debían enmarcarlas, es por ello que desarrolló una actividad adicional como arquitecto o diseñador de retablos y ha sido el motivo por el cual el Museo del Carmen en esta exposición, ha querido dar a conocer esta singular faceta del Greco, de la mano de Joaquín Bérchez artista fotográfico de esta exposición.

 

 
Merece transcribir el escrito de Joaquín Bérchez, en el que pone de manifiesto la importancia del Greco en esta faceta desconocida, en el que hay una coherencia entre la pintura, el lugar donde se ubica y el soporte arquitectónico que le da volumen, textura, color y belleza.

“El Greco nos descubre una apostura clásica y un modo de operar con la arquitectura que inesperadamente nos lanza al siglo XVII con una coherencia no contemplada hasta entonces en España, anunciando temas de la gran arquitectura del moderno clasicismo llamados a cobrar protagonismo en el episodio que tradicionalmente llamamos Barroco y en el que tanta y dispar influencia ejercieron las ideas y realizaciones de Miguel Ángel”

 
 
 
En la pintura y el espacio arquitectónico de este singular pintor toledano, hay una simbiosis que hace que la una necesite de la otra, hay un diálogo entre el marco y la pintura del Greco que Joaquín Bérchez nos muestra a través de su personal estrategia fotográfica.


No cabe duda que el Greco tuvo una concepción global que iba más allá de ser pintor, al tener en cuenta no solo su pintura que es magnífica y muy  personal, sino su creatividad al conseguir una atmosfera interior donde iba emplazado el lienzo. Hay una focalización hacia la pintura, mediante el estudio y diseño global de elementos arquitectónicos, que están magníficamente situados, que tiene que ver con su formación en Creta y las lecciones aprendidas de la arquitectura de vanguardia que conoció antes de su actividad artística en España, durante su estancia en Venecia y Roma, concretamente de Andrea Palladio y en particular de Miguel Ángel. De estas experiencias tenemos, los motivos palladianos procedente de la Basílica de Vicenza, su reinterpretación del capitel jónico de volutas angulares, los insólitos perfiles de sus marcos sobrepujando capiteles y frisos, los fustes columnarios unidos entre sí, desfibrados en estrías, etc.

 

 












Las fotografías de Joaquín Bérchez captan todo ese ambiente eclesiástico de recogimiento con su peculiar gusto por los esplendores del oro bruñido que el Greco como innovador en la España de su tiempo, nos ha transmitido sus experiencias importadas y reinventadas gracias a su gran talento como artista reconocido.

 
                                               Toni Bonacho.  Gracias por leerme.

                                                Agosto 2014

 
Fotografías de Joaquín Bérchez, extraídas de la exposición del Museo del Carmen

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