domingo, 27 de enero de 2013

BLAS DE LEZO


 
Blas de Lezo nació en Pasajes (Guipúzcoa) el tres de febrero de 1.689, de familia de ilustres marinos. Se educó en un colegio en Francia y salió de él en 1.701. Intervino en numerosas acciones navales durante el reinado de Felipe V, entre ellas en la guerra de Sucesión, en la que se  produjo un enfrentamiento entre Felipe de Anjou, apoyado por Francia, y el archiduque Carlos de Austria apoyado por Inglaterra. De esta contienda que duró quince años se impuso el centralismo administrativo de la Nueva Planta. Luchó contra los piratas en las costas de Perú y Chile, al mando del buque Lanfranco. Mandó la expedición que rindió la plaza de Orán en 1.732, también logró derrotar a los argelinos en la ensenada de Mostaganem y en 1.737 fue nombrado comandante general de Cartagena de Indias.


Este insigne hombre, a su temprana edad, una bala de cañón destrozó su pierna izquierda y en otras batallas perdió el ojo izquierdo y el brazo derecho, siendo reconocido popularmente como patapalo o medio hombre.

 

En 1.739, Inglaterra declara la guerra a España por intereses comerciales, con el fin de eliminar el poderío español en América.

 

En 1.741, el almirante Vernon se dirige a Cartagena con la mayor flota de guerra del momento; constaba de 186 barcos y 23.600 combatientes, mientras que Blas de Lezo tan solo contaba con 6 barcos y 2.830 hombres. Estando los ingleses en superioridad de medios y hombres antes de la batalla, en Inglaterra se acuñaron monedas conmemorativas de la victoria inglesa en donde se podía ver a D. Blas arrodillado ante Vernon con la siguiente inscripción “La arrogancia española humillada por el Almirante Vernon”.
 
 
 
Sin embargo no fue así, por la astucia y pericia de D. Blas, que diseñó minuciosamente su estrategia: en la primera fase de la batalla los barcos ingleses desde el mar no conseguían destrozar las murallas de Cartagena, porque se fortificaron con sacos de arena que absorbían los impactos de los cañonazos, y desde las murallas destrozaban los aparejos de los barcos ingleses mediante el bombardeo masivo con balas encadenadas.
 
En la segunda fase, Lezo envió a dos supuestos desertores para que informasen a los ingleses del punto más débil del castillo, que era la zona este y la más empinada. D. Blas ordenó excavar el foso alrededor del castillo dos metros de profundidad para que las escalas se quedarán cortas en el asalto. Esto ocasionó a los ingleses una auténtica carnicería en las filas atacantes. En el momento preciso, donde el desconcierto y baja moral era patente en el lado inglés, el comandante Lezo envió a 300 marinos frescos a la carga, produciendo numerosas bajas. El miedo se dibujó en los ojos de Vernon y sus hombres.
 
En la tercera y última fase, D. Blas, gran conocedor de las condiciones físicas del territorio de Cartagena de Indias, pretendía ganar tiempo, de manera que si podía proteger la ciudad durante 6 a 8 semanas, el calor, la humedad, el paludismo y la fiebre amarilla harían el resto, mermando la capacidad ofensiva de los ingleses, tropas poco acostumbradas a los climas tropicales y con falta de inmunidad contra las enfermedades de estas latitudes. Vernon no enterró a los miles de cadáveres que había, por su ímpetu de atacar y conseguir cuanto antes la victoria.



 
Ello fue su perdición: las enfermedades fueron los aliados de las tropas españolas y la moral inglesa se derrumbó.


El 20 de mayo de 1741, los barcos ingleses se retiraron cargados de hombres moribundos. Cada barco y soldado español hizo frente y derrotó a 10 ingleses. El rey inglés Jorge II prohibió a los historiadores hablar sobre esta batalla bajo pena de horca.

 

D. Blas muere en Cartagena unos meses después sin honores, a los 52 años de edad, como consecuencia de las heridas sufridas en los combates librados en el castillo de San Luis. Los restos de Vernon reposan en la abadía de Westminster, mientras que los de este héroe español se cree que están en una capilla anexa al convento de San Francisco de Cartagena. La historia le debe reconocimiento por talento, lealtad y por ser responsable de que más de 350 millones de americanos hablen español.
 
 



Sello conmemorativo de nuestro D. Blas de Lezo, en reconocimiento de su valentía y lealtad a España.

 

En el 2.005 los ingleses celebraron el 200 aniversario de la victoria sobre la flota franco-española en Trafalgar. Invitaron a las armadas de todo el mundo y España envió un portaviones y  la fragata Blas de Lezo. Fue buen recuerdo y reconocimiento al astuto guipuzcoano que derrotó con su ingenio y valor a una flota que le superaba con creces en número.





                   Valencia, noviembre de 2012

 

                            Toni Bonacho                                   Gracias por vuestra paciencia.













 
 

sábado, 26 de enero de 2013

LA NATURALEZA NO DEJA DE SORPRENDERME

La planté y se me murió. Recuerdo cuando adquirimos la parcela de naranjos en el Brosquil con la idea de transformarla en un jardín informal. Entre las diferentes variedades que introdujimos, tuve especial predilección por la “Passiflora caerulea”, ya que reunía cualidades de gran valor cromático, curativo y simbólico que por su crecimiento rápido, la belleza de sus flores aromáticas desde el azul celeste al púrpura claro, su fruto carnoso y comestible, no podía faltar. Me esmeré en la plantación, ubicación y posterior cuidado, pero se me murió en invierno. Sentí frustración al haber fracasado; tres años después, en primavera, me emocioné al observar la exuberancia y floración de la planta trepadora Passiflora caerulea; supe en aquel momento qué maravillosa y sorprendente era la naturaleza.

 

         Toni Bonacho

NUESTRAS COSAS


El hombre desde que ha tenido consciencia, ha procurado mejorar las condiciones de vida para hacerla más agradable y llevadera. No voy a referirme a los inventos y descubrimientos que han supuesto un avance importante para la sociedad, sino a los pequeños hallazgos u ocurrencias, anónimos muchos de ellos, que por su simpleza, economía e ingenio han contribuido a mejorar nuestras condiciones de vida.

En nuestra cultura occidental no podemos prescindir por ejemplo del invento de la cuchara para comer, el bolígrafo o del paraguas para cuando llueve ¡Que sería de nosotros sin esas pequeñas herramientas que tenemos en nuestras casas!

Un invento tan simple como la fregona, un ingenioso artilugio inventado por un militar español Manuel Jalón, por su utilidad y su simpleza de fabricación y economía, nadie ha dudado en utilizar para nuestras labores domesticas.

No deja de ser otro hallazgo la pinza de tender la ropa, dotada de un resorte metálico. Este invento fue de un carpintero menorquín, que para aprovechar los retales de madera dura que desperdiciaba en la fabricación de sillas plegables. También los chinos tienen una pinza de similares características, pero fabricado con bambú.

El párales llamado popularmente Panchografo, es un artilugio para trazar líneas en los trabajos de diseño, se dice que fue inventado por un arquitecto español,  este ingenio simplón compuesto de una regla gruesa e hilo de nylon, puede competir con el Pantógrafo aparato de dibujo complicado, delicado y caro. Sin embargo ambos pueden realizar los mismos trabajos, las de trazar líneas.

Otro de los pequeños inventos es el Chupa-Chups. El pinchar un caramelo gordo con un palito de madera, para poderlo llevar a la boca sin pringarse las manos del azúcar del mismo, es todo un invento, que ha tenido y tiene aceptación para millones de personas, haciendo felices a mayores y pequeños.

En el comer los españoles nos llevamos la palma, hemos combinado con gran acierto nuestros productos autóctonos para agradar a nuestro paladar, cosas tan sencillas y sabrosas como la oliva rellena de anchoa, los gazpachos manchego y andaluz, la tortilla de patatas, la paella, el jamón, las conservas, embutidos y salazones, etc. pero el mejor de los inventos es la siesta,  donde el descanso al mediodía es felicidad y salud, tras haber comido y bebido con buena compañía.

  
                                                                                  Valencia, octubre de 2005

                                                                                            Toni Bonacho.

LA SAQUE A TIEMPO


Jorge y Luís eran amigos, estaban de vacaciones en un pueblecito del alto Mijares. Jorge era atlético y estudiaba ingeniería. Luís era bajo y estaba en medicina. Todos los días iban a bañarse a los remansos del río Mijares. Al llegar, vieron una nueva veraneante, se llamaba Carlota, era guapa. Jorge estaba observándola cuando ella puso la toalla sobre la roca y se tiró desde lo alto al agua. Viendo Jorge que no salía a la superficie, nadó hacia el lugar y sumergiéndose la cogió sacándola al exterior y con habilidad de socorrista la llevó hasta la playa. Luís que estaba al tanto, ya tumbada, le hizo el boca a boca. Luís dijo, la he salvado, Jorge le contestó, la saqué a tiempo.    

 
                                               Toni Bonacho.  Gracias por leerme.

                                                Mayo 2010