domingo, 7 de octubre de 2012

¿LA ARQUITECTURA Y EL URBANISMO DEBEN ESTAR AL SERVICIO DE LA POLÍTICA?



En nuestros primeros años en la Escuela de Arquitectura, nos preguntábamos si el urbanismo era de izquierdas o de derechas. Cada uno de nosotros dábamos nuestra opinión sin estar suficientemente preparados. Lo cierto es que la política inexorablemente condiciona el urbanismo y la arquitectura. El urbanismo tiene como finalidad transformar la sociedad, mejorar la calidad de vida y reducir las desigualdades.
En un estado totalitario, el urbanismo es servidumbre de la política, en donde la
especulación está al servicio de los gobernantes y de quienes les apoyan.
En un estado democrático debe estar al servicio de la sociedad mejorando la
calidad de vida de sus ciudadanos y son éstos los que deben intervenir en su
desarrollo a través de sus representantes técnicos cualificados.
 
¿Son creíbles los programas políticos que fomentan el acceso a una vivienda digna y asumible para la clase obrera más desfavorecida?
¿Es tolerable el doble lenguaje de los responsables de las escuelas de arquitectura y representantes políticos, en donde fluyen los discursos humanistas bajo la piel del especulador?
La sumisión de la política a los poderes económicos y mediáticos, la falta de información a la sociedad y la corrupción desvirtúan el verdadero fin del urbanismo, que debería estar al servicio de la sociedad.

En la España Democrática se ha malentendido la manera de hacer urbanismo. No se puede admitir que la fuente principal de los recursos económicos de los Ayuntamientos y Entidades Públicas sea a través de la transformación de suelo para edificar, y menos dejar en manos de los políticos de turno la autoridad plena para especular. Esto nos ha llevado al enriquecimiento de unos pocos en perjuicio de la mayoría y a empobrecer el urbanismo con la excesiva edificación sin planificación responsable, no ajustada a las necesidades reales y despreciando el entorno, paisaje y la edificación preexistente, creando unas necesidades ficticias al servicio de una clase especulativa que no ha resuelto los graves problemas de financiación en los Ayuntamientos y Comunidades Autónomas.

Por lo tanto, podríamos decir que allí donde se hace una política responsable y
rigurosa, se hace buen urbanismo. En España la irresponsabilidad clama al cielo, los indignados somos todos y cargados de razón. En la actualidad no se puede decir que hay urbanismo de izquierdas o de derechas, son conceptos desfasados que algunos tratan de
reivindicar. Hay grupos especulativos y de presión que, apoyados por distintos
“Partidos Políticos” dependiendo de quién tiene el poder que les dan los
ciudadanos de buena fe, se enriquecen o han realizado obras de gran calado
económico, al margen de las necesidades reales de los ciudadanos y que la
sociedad no demandaba.
 
La palabra “política” deriva del griego polis, la ciudad como agrupación
ordenada de ciudadanos libres y diferentes que se autoorganizan en la política.
En urbanismo es importante delimitar lo público de lo privado. El derecho a la
propiedad aparece tras la Revolución francesa (ley de 1807), que fue una
conquista de la “revolución burguesa” que consistía en garantizar la propiedad
privada sin abusos.
El poeta y escritor Georges Bataille escribió, en relación a la arquitectura como
instrumento de poder, lo siguiente:
“La arquitectura es la expresión de la verdadera alma de las sociedades, de la
misma manera que la fisonomía humana es la expresión de las almas de los
individuos. Estos grandes monumentos se erigen como diques, oponiendo la
lógica y majestad de la autoridad contra los elementos disturbadores.”
Deyan Sudjic, en su libro “La arquitectura del poder”, dice cómo los ricos y
poderosos dan forma a nuestro mundo. Cabe reseñar la arquitectura promovida
por los dictadores (Adolf Hitler, Benito Mussolini, Joseph Stalin, Saddam
Hussein, etc) y la impulsada por líderes demócratas como François Mitterrand,
para constatar que los poderosos imponen sus ideas a través de los espacios y
las formas, pero también es cierto que en menor medida en las sociedades
democráticas. Ver fotografías inferiores.

(Adolf Hitler)

(Joseph Stalin)

(François Mitterrand)

 

En la década de 1960 aparecen movimientos sociales urbanos que despiertan
la mente de las mayorías silenciosas, así como los movimientos vecinales y el
inicio del pensamiento ecologista que hicieron posible un urbanismo diferente.
La carta de Atenas se fundamenta en un urbanismo racionalista basado en cuatro pilares: la habitación en la urbanización cerrada (vivienda), el trabajo en
el centro terciario representativo, el esparcimiento y consumo en centros de ocio y comerciales, y por último la circulación como nexo de todas estas
funciones.



Como conclusión, podíamos decir que la sociedad debe exigir a sus
gobernantes la total transparencia y la responsabilidad en sus actuaciones, con
la total marginación de las corruptelas y negocios inconfesables que hacen
mucho daño a la democracia. Por otro lado, como “Sociedad Democrática”
debemos ser responsables maduros en los distintos ámbitos de la política,
ejerciendo nuestros derechos y obligaciones sobre el control de nuestros
gobernantes democráticamente elegidos, y denunciar todas aquellas
actuaciones que vayan contrariamente al bien común y a los más
desfavorecidos.




Por último, expongo algunas frases de personajes que merecen su lectura y
reflexión:
- A fuerza de construir bien, se llega a buen arquitecto. Aristóteles.
- Las obras maestras del arte tienen a los ricos por sus esposos, pero a los
pobres por amantes. Anónimo.
- El arquitecto del futuro se basará en la imitación de la naturaleza, porque es la
forma más racional, duradera y económica de todos los métodos. Antonio
Gaudí.
- Un médico puede enterrar sus errores, pero un arquitecto apenas puede
aconsejar a sus clientes que planten enredaderas. Frank Lloyd.
- Hemos trabajado con la esperanza de que nuestra labor coopere en la gran
tarea de dignificar la vida humana por los senderos de la belleza y contribuya a
levantar un dique contra el oleaje de deshumanización y vulgaridad. Luis
Barragán.

Toni Bonacho 
Agosto 2012
                                                                              Gracias por leerme.